Práctica 3: Proyecto Web 2.0
Asignatura Internet a través de Internet
G-9 / Universidad de Extremadura

viernes, 26 de abril de 2013

Navarro saca billete para Londres


El próximo 10 de mayo Londres acogerá uno de losClásicos más importantes, seguramente el más especial, de la historia del baloncesto español. Real Madrid y Barcelona se jugarán en la maravillosa arquitectura del O2 una plaza en la final de la Euroliga. El no va más. Será la quinta Final Four del Real Madrid ante un Barcelona que ahí le supera en jerarquía y sumará, más que nadie, su decimotercera presencia entre los cuatro mejores. La cuarta en los últimos cinco años… y la séptima en la superlativa carrera de Juan Carlos Navarro.
 Si el Real Madrid sacó el billete para Londres planeando sobre el Maccabi, el Barcelona se dejó el pellejo para acabar con el Panathinaikos en un duelo de equipos con genética ganadora que bendijo finalmente al que acumula más recursos, más talento. El equipo de Pascual ganó en las nubes y en el barro, tan capaz de llegar como un torbellino al ecuador del segundo cuarto (37-18) como de sufrir hasta la línea de meta:59-53 con dos minutos por jugar y antes de un triple fallado por Ukic al que siguió uno anotado por Huertas. Punto y final. El Panathinaikos había sobrevivido hasta el último aliento en un partido en el que Diamantidis hizo tres faltas en menos de cinco minutos y la cuarta con más de quince por jugar. En el que tiró dieciséis triples y sólo metió uno y en el que fue arrasado en el rebote (19 en ataque del Barça). Remó y remó a partir de un extraordinario órdago defensivo basado en la elasticidad musculosa de Lasme y Gist. Pero nunca pudo, erráticos los tiradores y desastroso Ukic, hacer valer en ataque lo que amasó en defensa. El segundo tiempo (20-20 de parcial) fue un ejercicio de supervivencia del Barcelona, que en esos veinte minutos firmó un 3/17 en tiros de dos y un 2/14 en triples.
El mérito del equipo azulgrana fue manejar la presión y esperar la aparición final de Huertas y Navarro, uno que suele llegar a tiempo y otro que siempre lo hace. El tono físico brutal de las defensas incomodó a Tomic y Lorbek y dejó magullados a Wallace y un Jawai que había sido decisivo en los mejores minutos del Barcelona: puntos, rebotes y un par de tapones de póster a Schortsanitis, de repente minúsculo. El Barcelona maravilló cuando entraron los triples y las faltas sentaron a Diamantidis (28-14 en el primer cuarto) y supo sobrevivir cuando todo parecía venirse abajo, más de siete minutos sin más alimento que un tiro libre de Tomic. Empujó el Palau, se exprimió la defensa y apareció Navarro, cinco puntos decisivos, que sacó billete para su séptima Final Four y para otro Clásico, seguramente el más especial de todos.

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